Seguramente en más de una ocasión te has puesto a cantar bajo el agua de la ducha y si no has llegado a sacar tu lado más cantarín lo que no podrás negar es que alguna vez habrás tarareado una canción.
Se trata de una costumbre que ha generado tanta curiosidad entre los expertos que han tratado de analizar el por qué cantamos bajo la ducha.
La clave está en la física
El hecho de que nos guste cantar bajo la ducha se lo debemos a la especial acústica que se genera en los cuartos de baño, muy parecida a la de los estudios de grabación.
La clave está en que es un espacio cerrado con paredes recubiertas de azulejos de bordes redondeados. De esta manera los sonidos rebotan y se perciben diferentes, en este caso más melodiosos.
Cuando estamos en la ducha, hay tres factores que hacen que podamos oírnos mucho mejor y tengamos la sensación de que cantamos bien:
- Graves: las duchas, y en especial si estas tienen la base de forma cuadrada, funcionan con una cavidad de resonancia, lo que significa que las frecuencias de resonancia se amplifican. En el caso de las duchas, estas frecuencias suelen estar los 100-300 Hz. Teniendo en cuenta que la frecuencia de la voz humana oscila entre los 80 y los 10.000 Hz, es fácil llegar a la conclusión de que estas frecuencias son de las más graves de podemos emitir. El hecho de que estas se oigan más fuertes tapa las notas más agudas, que son en las que más nos equivocamos y donde más nos cuesta llegar.
Nos gusta cantar en la ducha
Por todas las condiciones anteriores cantar en la ducha nos gusta.
Nuestra voz se oye mejor cuando nos encontramos bajo esas cuatro paredes, ya que los graves se oyen más fuerte, nuestro volumen de voz es más potente y la reverberación hace que la voz se mantenga durante más tiempo en el aire después de emitir cada nota.
¿Sorprendido? Como has podido ver la física está llena de secretos y qué mejor manera de empezar el día que con una ducha y entonando nuestras canciones favoritas.